Bueno, advierto que es un copia y pega que no quiero ni mucho menos hacer como mío pero me ha parecido interesante y si no teneis otro pito que tocar pues podeis leerlo. El otro dia vi tu cambio de nombre en el messenger asi que enhorabuena Adrian ya sabemos que podemos preparar los patucos azules. Hoy se me acaban mis vacaciones y mañana temprano tengo que volver a España asi que hoy me echaré una ultima pinta a vuestra salud. Un abrazo a todos.
¿Os acordáis de cómo empezó todo?
Al principio, poco más de doscientas personas, entre hombres, mujeres y niños, componían la tribu que vivía en la gran cueva. Las tareas estaban claramente repartidas. Los hombres cazaban, con lo que aportaban comida y pieles para el abrigo y el vestido, además de fabricar lanzas y puntas de flecha. Las mujeres cuidaban de los niños y del fuego, además de recolectar frutas y vegetales.
Así fue durante mucho tiempo y las cosas no marchaban mal. Un día, cuando se preparaba una expedición de caza, uno de los hombres apareció con el cuerpo y la cara pintarrajeados con ceniza y arcilla, y con unas plumas en la cabeza. Todos se quedaron boquiabiertos mirándolo, a la vez que él exclamaba en voz alta: “A partir de ahora yo seré el Chamán de la tribu y no participaré en la caza. Yo hablaré con los dioses para que la caza sea favorable y vosotros, a cambio, me entregaréis una parte de la misma”.
Uno de los hombres, llamado “Ah y Dho” preguntó: ¿Qué es un Chamán? A lo que el otro contestó: Un Chamán es un intermediario entre los dioses y los hombres y además es “el que cura”. De ahí, y con el paso del tiempo, nacieron expresiones conocidas por todos: “vive y come como un cura” y otra, quizás por el tiempo que el Chamán pasaba en la cueva con las mujeres: “Nunca digas de esta agua no beberé ni este cura no es mi padre”.
Chamán realizó desde entonces su trabajo con la rara habilidad de que cuando la caza era favorable era gracias a su diálogo con los dioses, mientras que cuando la caza resultaba penosa, la culpa era de los hombres, que seguro que los habían ofendido con algo. En este caso debían dotar a Chamán de más bienes para que él pudiera aplacar a los dioses con ofrendas de todo tipo. Una nueva profesión quedó para la historia.
Tiempo después, al regreso de una expedición de caza, uno de los hombres llegó herido en un pie y en su orgullo. Chamán lo examinó apreciando un ligero esguince de tobillo, si bien el hombre se quejaba amargamente de que no podría volver a cazar. Es posible que aquel rinoceronte lanudo que a punto estuvo de agrandarle el orificio que hay un poco más allá de donde la espalda pierde su casto nombre, influyera en su estado de ánimo. Chamán, con un gesto de complicidad hacia el herido, informó a los demás que el hombre ya no podría cazar, si bien, y dado que era muy hábil con las manos, podría ocupar su tiempo en fabricar lanzas y puntas de flecha para los demás, a cambio de una parte de la caza. Estos acogieron alegres la idea, ya que fabricar los útiles de caza les llevaba mucho tiempo. De esta forma y con este arte, enseguida sanó de sus heridas. Una nueva profesión, la de artesano, nació para la historia.
El hombre llamado “Ah y Dho” levantó la mano para hablar y sugirió que dado que iban a disponer de más tiempo, podían emplearlo en ayudar a las mujeres en sus tareas domésticas. Aquí la historia estuvo a punto de dar un giro inesperado. Pero el resto de los hombres le fulminaron con la mirada, de forma inmediata. Ahora lo que tendremos es más tiempo para fabricar zumo de uva, ese que toma el Chamán cuando habla con los dioses. Lo hemos probado y da fuerza y energía. Además, cuando lo bebes, ves a todas las mujeres más bonitas. Ah y Dho calló. Una nueva profesión, la enología, nació para la historia. Un hombre llamado “Thab-Ernhero” quedó encargado de distribuir el zumo de uva entre los hombres. Para ello habilitó un espacio al que llamaron “Thab-Ernha”.
Pasado un tiempo la situación era como sigue: Chamán tenía dos ayudantes, ya que las ceremonias para hablar con los dioses exigían mucho ritos y preparativos. El hombre cojo contaba también con dos ayudantes, ya que las lanzas y puntas de flecha a fabricar eran numerosas. Y Thab-Ernhero cogió también un ayudante y a una mujer para guisar, porqué descubrió que con la tripa llena los hombres consumían mas zumo de uva.
Un día, un hombre llamado“Phol y Thic”, el hombre más fuerte de la tribu, y no el menos inteligente, les comunicó al resto de hombres que el crecimiento de la tribu requería mejor organización, por lo que él se ofrecía para ese cometido. No podría ir a cazar pero, a cambio de una parte de la caza, él organizaría los trabajos de la tribu. Todo esto lo decía a la vez que blandía una enorme maza contra su mano libre. Aquí tenemos el primer ejemplo que se conoce de una elección por mayoría absoluta. Nadie rechistó. Una nueva profesión, la de político, nació para la historia.
Lo primero que hizo “Phol y Thic” fue organizar el espacio de la cueva, dividiéndolo en pequeñas porciones que asignó a cada pareja de hombre-mujer o de hombre-hombre o de mujer-mujer, según el tipo de vínculo que los unía. A partir de entonces y dado que ya no podían deambular y establecerse libremente por cualquier espacio de la cueva, surgieron pequeños conflictos, ya que las nuevas parejas pugnaban por encontrar un trozo de cueva en la que establecerse para procrear. Phol y Thic, pensó que una buena solución era fijar un precio en pieles para adquirir un rincón donde las parejas pudieran ejercer sus arrumacos. Además, alguien debía determinar que nuevos espacios podían ocuparse. Para ello le encargó el trabajo a un tipo muy hábil y parlanchín que se llamaba “Ahl-Caldhe”. Así nació para la historia la profesión de intermediario en operaciones inmobiliarias.
Ahl-Caldhe se estableció en un lugar privilegiado de la cueva en donde recibía a los candidatos a habilitar nuevos espacios. Enseguida surgió la costumbre de ofrecerle regalos a cambio de obtener en poco tiempo un sitio digno. Normalmente le entregaban grandes pedazos de grasa de ciervo que servían, refrotándoselos por el cuerpo, para protegerse del frío. Al sitio en cuestión se le empezó a llamar ahí Hay-Untamiento.
Un hermano de “Phol y Thic”, llamado “Phol y Ciha”, quedó encargado de velar que no hubiera disturbios en los repartos y asignaciones que efectuaba “Ahl-Caldhe”. Con ello nacieron los cuerpos y fuerzas de seguridad de la cueva.
Con esta nueva organización la tribu creció y también se elevaron los precios y el número de transacciones. Manejar todo este cotarro no era cuestión baladí. Un hombre pequeño y cabezón llamado “Elmhil y Ohbhotín” muy hábil para los números se hizo cargo de la situación. Los hombres le entregaban sus pieles, el zumo de uva, lanzas y flechas a cambio de que éste se las devolviese multiplicadas, cosa que conseguía cediendo estos bienes a otros miembros de la tribu a cambio de un módico interés. Como los bienes perecederos se degradaban y atufaban la cueva, enseguida inventó la moneda, a base de estampar su sello en unas piedras amarillas muy peculiares que se recogían en las orillas de los ríos. A cada moneda le dio un valor equivalente en pieles. Realmente solo tenía un pequeño puñado de esas piedras duras, pero todo el mundo acabó creyendo que era dueño de una ingente cantidad de las mismas.
Toda esta historia de la cueva la conocemos gracias a un hombre llamado “Ghab y Lhondo” que era muy hábil para retener historias en la cabeza y transmitirlas, en estado puro, a los más jóvenes de la tribu.
De esta forma surgieron religión, comercio, política, bares, ayuntamientos, bancos y periodismo. Los cuatro poderes básicos de una sociedad, junto a los lugares de ocio y esparcimiento.
Resta por decir que con el devenir del tiempo eran pocos los hombres que seguían dedicándose a la actividad básica de la caza, en la que estaba el origen de toda la riqueza de la tribu. Concretamente había cuatro hombres que aun lo hacían. Sus nombres merecen ser recordados porque dieron lugar a cuatro grandes estirpes que aun perduran en nuestros días: “Currh y tho”, “Prhin-Ghao” y “Mach-a-kha” y Ohb-rhero.
Ellos eran la base de esa sociedad, junto a las mujeres de la tribu. Ese modelo ha perdurado hasta nuestros días. Aunque paradójicamente eran los que tenían un nivel inferior en la escala social.
 
 
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